El seguro es un mecanismo de transferencia de riesgos. Es un instrumento financiero que permite a particulares, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro y gobiernos transferir el riesgo de un futuro incierto a otra parte, normalmente a cambio de una cuota.
En otras palabras, el seguro es un contrato en el que una parte (el asegurador) se compromete a compensar a la otra (el tomador del seguro) en caso de que se produzca algún acontecimiento o circunstancia imprevista (el «siniestro»). Esencialmente, cuando compras un seguro, estás pagando a otra persona para que se encargue de algo que podría perjudicarte económicamente si ocurriera algo malo.
¿Cómo funciona el seguro?
Los fundamentos del seguro son fáciles de entender: Cuando usted contrata una póliza, la aseguradora se compromete a realizar un pago en caso de que se produzca un evento asegurado. Usted hace un pago inicial de la póliza (la prima) y la aseguradora se compromete a pagar una determinada cantidad si se produce el evento. Sin embargo, hay algunas complicaciones.
- Prima: Usted paga una cuota a la aseguradora al inicio de la vigencia de la póliza. Es el coste de la promesa de la aseguradora de pagar un siniestro.
- Deducible: Muchas pólizas tienen una cantidad deducible (por ejemplo, «usted paga los primeros 500 dólares de cualquier factura médica de su propio bolsillo y la compañía de seguros de salud pagará el resto»).
- Cobertura: La mayoría de las pólizas tienen una cantidad específica de cobertura (por ejemplo, cuánto pagará la compañía de seguros si usted es víctima de un determinado accidente).
- Exclusiones: La mayoría de las pólizas tienen una lista de cosas que no están cubiertas por la póliza. Por ejemplo, una póliza puede no cubrir los daños de tu coche si un animal salta sobre él y rompe el parabrisas.
Cuándo contratar un seguro
Antes de contratar cualquier póliza de seguro, debería hacerse estas dos preguntas.
¿Cuáles son los posibles resultados negativos en esta situación?
¿Cuál es la probabilidad de que se produzca cada uno de esos resultados?
Si no tiene idea de cuáles podrían ser los resultados negativos potenciales, o si la probabilidad de cualquier resultado negativo es baja, entonces no debería comprar un seguro. De hecho, en esas situaciones, debería evitar comprar un seguro. Comprar pólizas de seguro innecesarias es una pérdida de dinero.
Cuándo no comprar un seguro
Si no está seguro de necesitar un seguro, debería evitar comprarlo. Sin embargo, si está seguro de que no necesita un seguro, debería evitar comprarlo sea como sea.
Si es usted el propietario del bien que necesita proteger con un seguro, entonces es usted la persona más indicada para ocuparse de él. La mejor manera de proteger sus activos es poseerlos, no asegurarlos.
Si quiere comprar un coche deportivo de lujo que cuesta 100.000 dólares, pero sólo tiene 10.000 dólares en su cuenta de ahorros, entonces no está preparado para poseer ese coche. Si tienes un sueldo muy bajo y no puedes permitirte una póliza de seguro médico, entonces debes intentar encontrar un seguro menos caro.
Si eres joven y estás sano, es posible que puedas encontrar un seguro médico más barato que una persona mayor con problemas de salud crónicos.
Si tiene muchas deudas, debería intentar evitar comprar pólizas de seguro caras, como un seguro a todo riesgo para su coche o un gran seguro de vida.
Conclusión
El seguro es un producto financiero importante que puede protegerle de las pérdidas financieras. Sin embargo, también es un producto complejo, y es importante entender lo que hace y cuándo es apropiado utilizarlo. A la hora de decidir si comprar un determinado tipo de seguro o mantener una cobertura que ya tiene, debe entender por qué tiene esa cobertura y si está obteniendo un buen valor por su coste.
También debe saber que las compañías de seguros pueden cambiar sus condiciones en cualquier momento y que usted es responsable de entender y controlar su propia cobertura de seguro.